Where the Wild Things Are



Durante mi estancia en la hermosa California tuve la oportunidad de ver el último trabajo de Spike Jonze. Como buena admiradora de su trabajo a lado de Kaufman temía el resultado final de este proyecto que los separaba, sobre todo después de ver los inconsistentes resultados de Gondry bajo sus propios guiones.

Para Jonze era un reto, un proyecto que había concebido ya algún tiempo atrás y a pesar de una nueva oferta de Kaufman siguió insistente. Hubo peros y dudas, fue un proceso largo en el que tuvo que reinventar a los personajes más de una vez, reinventar la historia y asimismo.

El resultado se vio en taquillas, colocándose en la cima en el primer fin de semana recaudando 32.5 millones de dólares. Niños, jóvenes y adultos asistían con gran entusiasmo a ver esta adaptación de un libro que ellos consideran un icono de la literatura infantil norteamericana. Las salas estaban simplemente repletas.

En pantalla el resultado es increíble, preciso, detallado, majestuoso y fantástico. No es una historia infantil como podrá creerse. Jonze tomo un trasfondo más profundo para sus personajes y lo proyecta en cada uno de ellos, desde la apariencia física hasta sus diálogos.


La historia nos lleva por la vida de Max, un niño solitario que vive las dificultades de la infancia en una familia inestable. Nos da un vistazo general de su vida, pero de la cual podemos concluir todo. La película comienza rápido, e inmediatamente nos sumerge en la desesperación de Max por escapar, lo que lo lleva a esta mágica isla donde se convierte en el rey de los monstruos, convirtiéndose en la lección de su vida.

Cada personaje nos muestra una condición humana, los sueños, las aficiones, las dudas, la racionalidad, la melancolía, la imaginación, la soledad, la esperanza pero sobre todo el miedo.

Porque cada uno de ellos es uno de nosotros.

Con excelente dirección actoral, como caracteriza la magistral dirección de Jonze, los personajes nos llevan a esta reflexión humana convierte una historia aparentemente infantil, en todo un análisis de la vida adulta.

La fuerza de la historia se complementa con los enormes escenarios que se crearon y adaptaron, respetando de algún modo el estilo fotográfico de una historia infantil, ya que posee gran suavidad de encuadres e intensidad de colores, manteniendo un gran estilo y estética como en un libro. Como director de la vieja escuela Jonze se poya más en los recursos artísticos, creados y construidos manualmente que en la tecnología digital. Prueba de ello son las enormes botargas de los monstruos que solo poseen en el rostro puntos para su digitalización.

Para mí, Spike Jonze y este proyecto supero mis expectativas, y llevo al director a un nuevo nivel de creación y realización cinematográfica. Ahora que se ha roto el cordón con Kaufman, veremos si siguen progresando sus técnicas como hasta ahora lo han hecho.











0 comentarios:

Publicar un comentario